martes, 22 de abril de 2014

Perdona que te recuerde la historia de nuestra pasión.

Dicen que es muy difícil enamorarse pero es que esta ciudad y en particular en esta estación me lo pone tan fácil.

Yo era un niño aún cuando le pedía a mi padre que acompañáramos al señor de los gitanos en la madrugá hasta que escucháramos ''la saeta''. Mi padre, como todo padre que quiere a su hijo, renunciaba entonces al plan establecido para ver las demás hermandades y se limitaba a intentar abrirse camino entre esa marea de gente que acompaña permanentemente al señor para que pudiera irme a casa a dormir contento por haber disfrutado de esa conjunción perfecta.

No entendía nada de música cofrade, quizás hoy tampoco lo haga, pero me dejaba llevar por esos comentarios de gente más mayor y con más experiencia en esto pero que aún así disfrutaban lo mismo que yo, lo máximo posible:

-''Joder, como suena lo que lleva detrás''.

-''Normal, es que son virgen de los reyes''.

''Normal'' decían. Y es que para qué más explicación, una razón más para cuando mis amigos me preguntan en una de esas noches en las que no puedo salir con ellos por tener que ir a tocar; ''¿No te cansas?''

Pues a día de hoy no conozco a nadie que se canse de cumplir un sueño.

Pienso o me gusta pensar que, ahora mismo, casi veinte años después, habrá otros chavales llenos de ilusión que les pidan a los padres que olviden el plan del día para escucharnos cinco minutos más como me pasaba a mi, que pedirán que les compren uno de estos tambores de juguete para imaginar que llevan un tricornio en la cabeza y pueden formar parte de la agrupación musical por antonomasia.

Como comprenderéis, después de haber vivido momentos tan bonitos, hoy, es una mezcla de odio, asco e indignación lo que siento al escuchar lo que queda de aquella marcha que me enamoró de pequeño, la cual hacía que la ilusión por escucharla hacía que el cansancio desapareciera, por la que a mi padre no le importaba perderse otras cosas, al escuchar lo que queda de ''la saeta'' por culpa de un señor que cree que todo lo anterior a él es malo y cuyo único afán en la vida parece ser que su nombre aparezca en todas las partituras posibles, pero ese es otro tema, el día que escriba lo que pienso sobre el tal Pedro Manuel su equipo de hooligans me echa de la ciudad.

Pero en fin .

Escribo esto porque después de esta Semana Santa ya se lo que no le desearía nunca ni a mi peor enemigo, ver al amor de tu vida con otro, en este caso con otros, como me pasó en la madrugá al ver que ese mar de tricornios no iba detrás del señor. La sensación de saber que las cosas que hacía contigo ahora las hace con otras personas, que quizás nunca vuelvas a disfrutar de su compañía cuando lo has dado todo para estar ahí.

Batalla perdida.

Toca asumir que los buenos tiempos pasaron, pero como ya he dicho más de una vez los recuerdos quedan para la eternidad, es una lastima que el pasado sea tan superior al presente, pero es lo que hay.

Quizás nunca cumpla este sueño pero tampoco tiene tanta importancia, lo viví desde fuera y me hago una idea de que el cielo será algo parecido a poder marcar el compás al suave balanceo de esa túnica.

Me diréis; si tantas ganas tienes de tocarle ya sabes lo que tienes que hacer. Aquí recordaré las palabras del dos veces campeón del mundo Fernando Alonso cuando le preguntaban sobre su posible marcha al no tener el mejor coche; ''Llevar el nombre de Ferrari vale más que cualquier título''. Pues eso.

No creo que haga falta explicar más.

Terminaré con esta letra, no olvidemos que sigue aquí la preciosa primavera.

Como han cambiado las cosas, con el paso de los años 
como ha cambiado el destino, todo lo que planeamos, 
todo lo que prometimos. 
Y el amor que nos juramos, desde que éramos dos niños, 
y agarrados de la mano elegimos un camino. 
Un camino enamorado. 


Hoy recuerdo el primer beso, que nos dimos a escondidas
Hoy recuerdo esa mirada de cuando nos conocimos 
y la triste despedida.
Pero no quiso el destino y tuvimos que dejarlo
y ese sueño que vivimos se quedó en mi corazón
para siempre recordarlo.


No me olvido de aquel día, que tus ojos se encendieron.
De pasión y de alegría yo se que tu no lo olvidas 
cuando te dije te quiero. 
Pero quien iba a decirlo, que te fueras de mi lado 
y ahora beses otros labios mientras yo sufro el calvario 
de vivir enamorado. 

Pero yo vivo pensando que tú nunca me olvidarás 

No cito aquello de ''te ha acompañado la suerte, han debido de quererte tanto para que me olvidaras'' porque personalmente, opinión que es la única que me importa, ni el Señor ha tenido suerte, ni por mucho que lo quieran se podrá llegar a olvidar de su banda.